La ventana de Mª José

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Las aventuras de Javier

Javier era un niño de diez años. Era muy travieso, tenía el pelo corto y era muy malo con su hermana. Lo que más le gustaba era jugar a ser aventurero e irse a jugar a su jardín con su amigo. Su amigo se llamaba Manuel y a él también le encantaba ser un aventurero junto a su amigo. Pasaron por el jardín de la vecina la más anciana llamada Florinda. Les regañó, llamó a sus padres y sus padres castigaron a Javier. Entonces no le dejaron ir a jugar a casa de Manuel, de ir a la piscina con sus amigos ni de ir a merendar. Su madre solo le dejaba ir a hacer la tarea y leer. Luego le perdonó y Javier le prometió que se iba a portar mejor. Después de hacer la tarea su madre le dijo que fuera a comprar agua y leche y Javier fue. Se encontró con Manuel y los dos se fueron al parque. Pasó el tiempo, la madre de Javier fue a buscar a su hijo al parque y allí estaba y le hechó una buena bronca.

Cuando llegó Javier a su casa con su madre, él le preguntó a su madre que si podían ir a Micrópolix. Su madre le dijo que se lo tenía que pensar, porque Javier no se había portado muy bien. Durante mucho tiempo su madre le dijo que no. Javier se enfadó muchísimo porque su madre tardaba demasiado en pensárselo. Él ya deducía que su madre no le perdonaría. Al fin, su madre aceptó y Javier se puso muy contento. Entonces por la mañana se levantó corriendo y se fue corriendo al coche.

Su madre cogió las llaves del coche y Javier se montó en él. Cuando llegó al colegio se subió en el autobús y llegó a micrópolix. No era tan divertido como le habían contado.

La siguiente excursión era en el zoo. Él pensaba que se iba a aburrir como una ostra porque ya había ido un montón de veces. Cuando llegó al zoo se puso a ver los animales y el que más le gustó fue el mono porque era muy pequeño y no era como los demás. El mono se le acercó le lamió la cara y se fue al baño a lavarse las babas del mono. Cuando llegó no encontraba a los demás niños y resultó que se habían ido a desayunar. A él no le habían echado desayuno. Entonces se enfadó mucho y se fue a ver al mono. Javier abrió la jaula y el mono se escapó. Javier se fue detrás de él, pero con tanta gente no lo vio, se le escapó y se preocupó mucho porque le iban a regañar. Después de varias vueltas por el zoo, Javier encontró al mono durmiendo junto a los leones entonces escuchó un gran grito que decía: ¡Javierrr, levántate ya o llegarás tarde al colegio! Javier, todo apresurado se levantó de la cama y se dio cuenta que todo había sido un sueño.